¿Qué les puedo decir? éste es un libro que me decepcionó mucho [ya hablaré más de él en la reseña que le haré], esperaba más de John Green, pero pude rescatar varias reflexiones y metáforas de éste.
- «La gente dice que los amigos no se destruyen entre sí. ¿Qué sabe la gente de los amigos?» —Game Shows Touch Our Lives, THE MOUNTAIN GOATS.
- «A Margo siempre le gustaron los misterios. Y teniendo en cuenta todo lo que sucedió después, nunca dejaré de pensar que quizá le gustaban tanto los misterios que se convirtió en uno.» —Quentin.
- «—¿Sabías que, durante casi toda la historia de la especie humana, el promedio de vida ha sido inferior a treinta años? Disponía de unos diez años de vida adulta, ¿no? No planificaban su jubilación. No planificaban su carrera profesional. No planificaban nada. No tenían tiempo para hacer planes. No tenían tiempo para pensar en el futuro. Pero luego las expectativas de vida empezaron a aumentar y la gente empezó a tener cada vez más futuro, así que pasaba más tiempo pensando en él. En el futuro. Y ahora la vida se ha convertido en el futuro. Vives cada instante de tu vida por el futuro... Vas al instituto para poder ir a la universidad, y así podrás encontrar un buen trabajo, y así podrás comprarte una bonita casa, y así podrás permitirte mandar a tus hijos a la universidad para que puedan encontrar un buen trabajo y así puedan comprarse una bonita casa y así puedan permitirse mandar a sus hijos a la universidad.» —Margo Roth Spiegelman.
- «—Siempre me ha parecido ridículo que la gente quiera estar con alguien solo porque es guapo. Es como elegir los cereales del desayuno por el color, no por el sabor.» —Margo Roth Spiegelman.
- «—Siento que el corazón se me va a salir.
—Eso es lo que debes sentir toda tu vida.»
- «—Todo es más feo de cerca. —explicó Margo.
—Tú no.»
- «Las cosas nunca son como esperamos que sean.» —Margo Roth Spiegelman.
- «Mear es como un buen libro: cuando empiezas, es muy muy difícil parar.» —Quentin.
- «Es muy difícil para cualquiera mostrarnos cómo se nos ve, y para nosotros mostrar a cualquiera cómo nos sentimos.» —Padre de Quentin.
- «Marcharse es muy duro... hasta que te marchas. Entonces es lo más sencillo del mundo.» —Quentin.
- «Marcharse te hace sentirte bien y es auténtico solo cuando dejas atrás algo importante, algo que te importaba. Arrancar la vida desde la raíz. Pero no puedes hacerlo mientras tu vida no haya echado raíces.» —Quentin.
- «El futuro está formado por ahoras.» —Margo Roth Spiegelman.
- «No estoy diciendo que pueda sobrevivirse a todo. Solo que puede sobrevivirse a todo, menos a lo último.» —Quentin.
- «Quizá los hilos se rompen, o quizá nuestros barcos se hunden, o quizá somos hierba y nuestras raíces son tan interdependientes que nadie está muerto mientras quede alguien vivo. Lo que quiero decir es que no nos faltan las metáforas. Pero debes tener cuidado con las metáforas que eliges, porque es importante. Si eliges los hilos, estás imaginándote un mundo en el que puedes romperte irreparablemente. Si eliges la hierba, estás diciendo que todos estamos infinitamente interconectados, que podemos utilizar ese sistema de raíces no solo para entendernos unos a otros, sino para convertirnos los unos en los otros. Las metáforas implican cosas.» —Quentin.
- «Me gustan los hilos. Siempre me han gustado. Porque así lo siento. Pero creo que los hilos hacen que el dolor parezca más fatal de lo que es. No somos tan frágiles como nos harían creer los hilos. Y también me gusta la hierba. La hierba me ha traído hasta ti, me ha ayudado a imaginarte como una persona real. Pero no somos brotes diferentes de la misma planta. Yo no puedo ser tú. Tú no puedes ser yo. Puedes imaginarte a otro... pero nunca perfectamente.» —Quentin.
- «Quizá todos estamos agrietados. Cada uno de nosotros empieza siendo un recipiente hermético. Y pasan cosas. Personas que nos dejan, o que no nos quieren, o que no nos entienden, o que no las entendemos, y nos perdemos, nos fallamos y nos hacemos daño. Y el recipiente empieza a agrietarse por algunos sitios. Y, sí, en cuanto el recipiente se agrieta, el final es inevitable. Pero está todo ese tiempo desde que las grietas empiezan a abrirse hasta que por fin nos desmoronamos. Y solo en ese tiempo podemos vernos unos a otros, porque vemos lo que hay fuera a través de nuestras grietas, y lo que hay dentro se nos ve también a través de ellas. ¿Cuando nos vimos tú y yo cara a cara? No hasta que me viste entre mis grietas, y yo a ti entre las tuyas. Hasta ese momento solo veíamos ideas del otro, como mirar tu persiana, pero sin ver lo que había dentro. Pero cuando el recipiente se rompe, la luz puede entrar. Y puede salir.» —Quentin.
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